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17 feb 2011

El ritual Hammam



Si alguna vez has oído hablar del Hammam, es probable que imagines una sala con una preciosa decoración arabesca, llena de vapor muy caliente; un lugar relajante donde gente del mismo sexo, desnuda o provista únicamente de una toalla, disfruta de masajes, baños y rituales de belleza. Conocido también como “baños árabes”, el Hammam es un lugar de encuentro muy común en la cultura marroquí. Sus orígenes se remontan a las antiguas termas griegas y romanas, y fue adoptado posteriormente por la cultura árabe como ritual de limpieza y purificación, vinculado a las exigencias del islam.

El Hammam suele estar formado por varias salas, algunas más calientes y húmedas que otras, con baños, duchas, y estancias donde mujeres u hombres (los baños están divididos en dos zonas, por sexos) realizan masajes, exfoliaciones y otros tratamientos de belleza con productos tradicionales de origen natural. Uno de estos rituales consiste en un tratamiento exfoliante, que se realiza mediante la fricción con un guante de tela, llamado “kessa”, y una pasta de jabón de aceitunas completamente natural, muy untuosa, el jabón negro, también conocido como “savon noir” o “savon beldi”.

Este tratamiento es muy beneficioso para la piel, ya que elimina eficazmente la piel muerta (el jabón “hincha” las células muertas y la manopla las elimina, sin agredir) y las toxinas, a la vez que activa la microcirculación de la piel. El resultado: una piel lisa, suave y tersa, muy receptiva para recibir otros tratamientos corporales. Si tienes la oportunidad de visitar unos baños árabes, realmente vale la pena que experimentes este ritual, ya que es muy relajante y purificante. Pero, ¿por qué no disfrutarlo también en el baño de tu casa, como un ritual de belleza más? Te explicamos cómo hacerlo paso a paso:

Cómo disfrutar del Hammam en tu casa


Para realizar un ritual exfoliante, necesitarás:

Permanece bajo la ducha con el agua muy caliente el tiempo justo (unos 2 minutos) para que se empiece a formar vapor.

Con la piel bien húmeda y caliente, aplicamos el jabón negro por todo el cuerpo y lo dejamos actuar 3-5 minutos. Si empleamos un jabón negro con esencia a eucaliptus podremos beneficiarnos de este aroma fresco y relajante, que hará aún más agradable nuestro ritual.

Aclaramos con abundante agua caliente, humedecemos la manopla y realizamos con ella un masaje por todo cuerpo, mediante movimientos suaves pero enérgicos. Observaremos cómo al pasar el guante se va desprendiendo la piel muerta, por lo que es recomendable ir aclarando el guante de vez en cuando. Hay que insistir en codos, rodillas y pies, ya que suelen ser las zonas más ásperas del cuerpo.

Aclaramos de nuevo todo el cuerpo. Podemos terminar con una ducha fría para tonificar.
Aplicamos nuestra crema o aceite corporal habitual. ¡Sentiremos nuestra piel más suave y lisa que nunca! 


Jabón negro y guante kessa

Es importante lavar bien el guante kessa después de utilizarlo y dejarlo secar, ya que de este modo nos durará más y estará listo para la próxima vez que lo utilices. Basta con que lo aclares con abundante agua, pero si quieres también puedes lavarlo a mano con jabón o incluso meterlo en la lavadora. Puedes usarlo también solo, sin el jabón negro, masajeando el cuerpo en la ducha para tonificar.

¡Ya veis qué sencillo es realizar uno mismo este ritual! Es recomendable hacerlo una vez al mes o cada tres semanas. Una buena sugerencia es realizarlo con tu pareja, ya que así podéis relajaros completamente mientras recibís el masaje con el guante, además de ayudaros a exfoliar partes del cuerpo más difíciles de alcanzar, como la espalda. Si además ponéis unas cuantas velas en el baño y música relajante crearéis un agradable ambiente que os transportará a la magia del Hammam.

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