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20 abr 2011

Masaje y aromaterapia (I)



El masaje, además de proporcionar una gran relajación y bienestar a la persona que lo recibe, es la manera más eficaz de experimentar los beneficios de la aromaterapia. De alguna manera, podemos decir que el masaje es una extensión de nuestro sentido tacto. Todos hemos nos masajeado alguna vez de forma instintiva un músculo tenso o dolorido para aliviarlo. Del mismo modo, cuando estamos con alguien que sufre lo tocamos y abrazamos de forma insintiva para aliviar su sufrimiento.

Sin embargo, la importancia del contacto físico es algo que ya empezamos a comprender desde que nacemos, cuando nuestros padres nos protegen entre sus brazos. De hecho, está demostrado que cuanto más recibimos este tipo de contacto en nuestra infancia, más fuertes crecemos y mejor nos desarrollamos. En un conocido estudio realizado a principios del siglo XX en Nueva York los científicos observaron que los bebés que eran cogidos más tiempo en brazos por las enfermeras crecían más y más sanos los que no recibían los mismos cuidados.

El masaje es una forma de contacto físico tan antigua la humanidad. Existen indicios de que en la prehistoria un hechicero frotaba hierbas en el cuerpo para sanarlo. Ya en el antiguo Egipto se recibían masajes a diario, tal y como se refleja en las pinturas de algunos sepulcros. Incluso en la antigua Grecia, Hipócrates, considerado el padre de la medicina moderna, aconsejaba el masaje para aliviar los músculos rígidos y las articulaciones dolorida. Por su parte, la medicina ayurvédica de la India, con más de 2.000 años de antigüedad, también recomendaba el uso del masaje en el cuerpo, cuero cabelludo y cabello con aceites todos los días tras el baño. 

Efectos de los masajes

La práctica del masaje comporta una serie de efectos beneficiosos tanto para nuestro cuerpo como nuestra mente. De hecho, las áreas de nuestro cerebro que se encargan de recibir e interpretar el sentido del tacto son mucho más amplias que las destinadas a otros sentidos. Hay ciertos sistemas que se benefician principalmente de los efectos del masaje:
  • Sistema muscular. Favorecen el riego sanguíneo en los músculos, facilitando la renovación celular y ayudando a eliminar las toxinas que provocan que los músculos se tensen.
  • Sistema circulatorio. Estimulan la circulación sanguínea, sobre todo si se dan por todo el cuerpo. Alivian el entumecimiento y favorece el rendimiento físico y capacidad de movimiento del cuerpo.
  • Sistema linfático. Algunas técnicas especializadas de masaje, como el drenaje linfático, estimulan la circulación de la linfa, un fluido que facilita la eliminación de toxinas. El sistema linfático está muy relacionado con el circulatorio, y puede cuidarse haciendo ejercicio regularmente.
  • Estado de ánimo. Las sensaciones del tacto, transmitidas por los nervios sensoriales, y el olfato, transmitidas por los nervios olfativos, despiertan recuerdos, sentimientos y emociones, además de favorecer la relajación.

Claves para realizar un masaje

El secreto de dar un masaje está en saber utilizar las manos de diferentes formas en función de las necesidades del receptor, con la presión y el ritmo adecuados. Aunque realizar un masaje a menudo se convierte en una acción instintiva, el aprendizaje de algunas técnicas básicas nos permitirá ser más eficaces a la hora de darlo:

Técnicas clásicas

1. Effleurage (“roce”). Este sencillo movimiento se realiza con toda la palma de la mano y sirve para calentar la piel, ayudando a aliviar dolores y tensiones. Es recomendable aplicarlo en la espalda, donde apoyamos las manos a ambos lados de la columna, haciendo una ligera presión, subimos en dirección a los hombros, descendemos y volvemos a ascender de nuevo.

2. Nudillar. Con el puño ligeramente cerrado, se hace presión con los nudillos de forma enérgica pero no dolorosa. Este tipo de movimiento favorece la elminación de toxinas en las fibras musculares.

3. Movimiento circular. Se traza un círculo cerrado sobre la piel con la palma de la mano. Si se aplica en el abdomen ayuda aliviar dolores menstruales y digestiones pesadas.

Técnicas clásicas

Técnicas de calentamiento


4. Amasado con una sola mano. Este movimiento agradable y relajante es especialmente beneficioso para los hombros. Se colocan los dedos sobre los hombros del receptor, apuntando hacia el pecho, y presionamos. También nos lo podemos aplicar nosotros mismos, pellizcando el hombro entre el pulgar y el resto de dedos.

5. Estiramiento. Colocamos las manos a lado y lado de la columna vertebral, con las muñecas juntas. Hacemos una ligera presión hacia afuera, separando las manos, ascendiendo lentamente hacia los hombros. Se desciende y se empieza de nuevo.

6. Amasado con las dos manos. Este movimiento es similar al de amasar pan. Se pellizca y aprieta la piel de forma suave entre el pulgar y el resto de dedos.

 Técnicas de calentamiento

Técnicas de estímulo-relajación

7. Vaciado. Es un movimiento muy estimulante que alivia los músculos agarrotados y ayuda a eliminar toxinas. Se aplica en muslos, caderas o piernas para mejorar la circulación. Se juntan los dedos de las manos relajados, y con el borde la mano se dan golpecitos rápidos en el músculo, alternando las dos manos.

8. Presión con los pulgares. Este movimiento al ser muy localizado se aplica en zonas específicas. Hay que mantener los pulgares lo más rectos posible para no cargar las articulaciones. Debemos preguntar al receptor si siente presión sin llegar hacerle daño.

9. Roce. Ideal para terminar un masaje, especialmente si se ha trabajado en zonas tensas. Simplemente deslizamos las palmas de las manos sobre la piel del receptor, lenta y suavemente, como si acariciáramos un gato. Es muy relajante.

Técnicas de estímulo-relajación

Consejos y precauciones

Cuando damos un masaje a otra persona es necesario hacerlo de forma adecuada, con sentido común y siguiendo las necesidades del receptor, sobre todo si no tenemos experiencia. Es recomendable tener en cuenta los siguientes consejos:
  • Siempre debemos empezar con una presión suave, que podremos ir aumentando hasta el nivel adecuado.
  • Si el receptor del masaje tiene la presión arterial alta o algún problema cardiovascular debemos aplicar solamente movimientos suaves y fluidos.
  • Durante el embarazo los masajes son muy beneficiosos, pero deben ser suaves y fluidos, evitando movimientos más intensos o estimulantes.
  • Evitar dar masajes en personas con: fiebre, migraña, venas varicosas, osteoporosis, infecciones agudas, inflamación, edemas y lesiones físicas.

Fuente: Harding, Jennie. Masajes con aceites esenciales. Una maravillos combinación de aromaterapia y masajes. Libros Cúpula, Barcelona, 2005.

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